viernes, 26 de diciembre de 2008

Casa en Santa Lucía

Casa en Santa Lucía, República Oriental del Uruguay.

Las fotos también son patrimonio

Una foto de Junio de 1923, que muestra al Presidente Marcelo de Alvear en una visita a Concepción del Uruguay, en frente del Colegio del Uruguay Justo José de Urquiza.
Foto: gentileza del Ing. Angel Mazzarello

martes, 16 de diciembre de 2008

Pueblo Liebig, otra Itálica famosa

Por Jorge Enrique Martí, poeta y periodista.
Se están llevando todo, cuenta la gente del pueblo. Y si nadie los detiene no va a quedar de pie ni la simbólica chimenea que todavía se erige con algo de melancolía.
Tomé el compromiso de ayudar en la irrenunciable tarea de impedir, detener, o al menos demorar el desgüace del patrimonio físico, histórico y cultural del establecimiento que fue en Pueblo Liebig durante un siglo, un emporio de la industria de la carne.
Me crié en el pueblo, porque mi padre trabajó en allí. Y me cuesta regresar al pueblo, porque ya no está… el trabajo, los amigos y poco va quedando de la fábrica.
Liebig no es de nadie porque es de todos, habrá que argüir con legitimidad. Sabemos que en nuestro país y en la provincia hay amparo constitucional para la propiedad privada, que tiene un profundo sentido social y que en el caso puntual de Liebig reúne valores culturales, históricos y tradicionales; hoy afectados por el desgüace de la planta industrial o de lo que queda de ella. Es como si de a poco se cortara la memoria del pueblo.
Y recordé los versos del poeta sevillano Francisco de Rioja, contemporáneo de Cervantes, dedicados a Itálica, la ciudad fundada por Escipión, el africano, en la Andalucía española 200 años A.C. Entre ladrones, pillos y desguazadores se perdió el rico patrimonio arquitectónico de aquella emblemática población. Y el poeta, al ver la dura realidad del despojo, escribió: "Esto, Fabio, ¡ay dolor! qué veis ahora, campos de soledad, mustio collado, fueron un tiempo Itálica famosa". Y dan ganas de cambiar el esdrújulo de Itálica por Fábrica, como era, con el aditamento de Colón, el viejo nombre del hoy Pueblo Liebig.
¿Y qué hay que hacer? ¿Cómo evitar el despojo? Por lo pronto hay que permanecer unidos en un reclamo justo y enérgico, hasta obtener el reclamo mínimo de un amparo legal que permita a las generaciones futuras conocer y gozar del patrimonio que hicieron las manos de lejanos abuelos. ¿Por qué no cumplir con la Ley de Juntas 7555/9480? Cuya función es: "reglamentar la edificación, de acuerdo a los usos y costumbres de la zona", y dictaminar la "ordenanza necesaria aprobada por el Ministerio de Gobierno".
La arquitecta Adriana Ortea, es una presencia aparecida en Pueblo Liebig, puesta a despertar las conciencias de los pobladores y también de quienes tienen responsabilidades institucionales. Desde noviembre junta datos, información, documentos y apoyo de personalidades y de entidades regionales, provinciales, nacionales e internacionales; con un sólo propósito: conseguir el amparo legislativo y la posterior creación de un museo industrial, como el existente en la uruguaya Fray Bentos, antecesora de nuestra Liebig.
Hay un pueblo renacido, que celebró con orgullo los 100 años de la Compañía, y del Club Liebig, de la Biblioteca Fábrica Colón y de la escuela n° 16 Hipólito Vieytes.
No nos quedemos en el silencio ni seamos cómplices inocentes de este desgüace, saqueo o despojo, como mejor se lo denomine, para que el patrimonio industrial de Fábrica Colón no se convierta en la Itálica entrerriana.

jueves, 13 de noviembre de 2008

El Hotel París, en 1920 y 1975

Hotel París, esquina de 9 de Julio y Eva Perón. Fotos de 1920 y 1975. (Gentileza de Gelo Mazzarello).-

lunes, 27 de octubre de 2008

PERPETUIDAD HEROICA

Por Armando Olveira Ramos, desde Paysandú.
Un museo dedicado a la muerte que mantiene vivos los secretos mejor custodiados de Paysandú
Perpetuidad heroica
Es el antiguo cementerio sanducero, Monumento Histórico Nacional desde 2004, un espacio patrimonial único en América, reconocido por la calidad de las obras que preserva. Para los locales es el Monumento a Perpetuidad, un sitio solemne, a la vez lúgubre y conmovedor, que cuenta historias íntimas de más de dos siglos; que recoge una simbología de infrecuente diversidad religiosa y filosófica: cristiana, masónica, esotérica.
No hay otro igual. Así se resume la emoción que invade a los visitantes del Monumento a Perpetuidad, ubicado entre las calles Montecaseros, Artigas y Vizconde de Mauá. Los sanduceros lo saben. Por eso disfrutan llevando a sus invitados a ese sitio insólito, sin avisarles que les aguardan sensaciones indelebles.
A partir de 1835 se realizaron allí los primeros enterramientos; ni bien se inició la edificación del Cementerio Público, que sustituyó al antiguo Campo Santo, otrora ubicado al lado de la Iglesia Vieja, frente a la céntrica plaza Constitución. La obra estaba casi finalizada en abril de 1853, en tiempos de crecimiento económico y demográfico de Paysandú. Pero faltaba la capilla, contruida seis años después por el maestro de obra Francisco Poncini con formas neoclásicas y elementos neogóticos, que por su sencillez recuerda a similares de zonas rurales del departamento.
La crónica de un visitante lo describe el ambiente: “Un pórtico de estilo greco–romano nos roba inteligentemente la atención. Las columnas corintias sostienen un pesado capitel, en el cual la figura de un ángel parece darnos la bienvenida. En silencio, ingresamos al predio y sólo escuchamos el sonido que producen nuestras pisadas sobre las pequeñas piedras del camino y el gorgoteo de las palomas que habitan en el lugar”.
En la plazoleta central del cementerio se encuentra la tumba familiar de Luis Galán y Rocha, responsable de la ejecución del proyecto, y promotor de que se lo declarara Monumento Público Departamental a Perpetuidad, según Ley 1555, del 2 de diciembre de 1881. Hacia 1887 el paisaje completaba su aspecto actual, de parque jardín europeo que realza la majestuosidad de sus obras, forestado con jacarandás, robles, fresnos, palmeras, espumillas, cipreses y pinos. “Las construcciones funerarias de la segunda mitad del siglo XIX manifiestan influencia italiana. Muchos de los escultores presentes aquí también tienen obras en el famoso Cementerio de Génova: bustos, figuras y relieves. Abundan las alegorías: los ángeles, el dolor, la muerte, el tiempo, la templanza, la fe, la caridad, la esperanza; columnas tronchadas y objetos quebrados que simbolizan particularidades de las personas sepultadas, tales como el recetario en la tumba de un médico, o una lira quebrada en el túmulo de una joven pianista”, explica un guía especializado.
Los monumentos funerarios fueron realizados en Italia, en mármol de Carrara, por pedido de familias sanduceras tradicionales que han dejado señas de identidad sobre su época. El museo recoge obras de Giovanni del Vechio, Santo Sacommano, Juan Azzarini, José Livni, Francisco Poncini. Es notable el trabajo de Poncini, constructor de los edificios mas emblemáticos de Paysandú: la Basílica Nuestra Señora del Rosario y San Benito de Palermo, el teatro Florencio Sánchez, la Jefatura de Policía, la residencia de Felix Horta, el edificio de la Aduana; y en Montevideo, con su hermano Bernardo, el Panteón Nacional del Cementerio Central de Montevideo.
Continua la narración del visitante: “Impresiona observar las expresiones congeladas de las estatuas, que parecen querer hablarnos, decirnos algo. Si se observa con detenimiento, se pueden apreciar algunos signos de la masonería en aquellas tumbas de controvertidos personajes que habitaron en Paysandú. También, como es de esperarse, la impronta católica se riega por el predio”.
Allí descansan los restos de filántropos, científicos, hacendados, docentes y otros ciudadanos que forjaron -unos para bien, otros no tanto- la bicentenartia historia de Paysandú. A ellos se suman sepulcros que conmueven, por el dramatismo que significó la muerte de los heroicos defensores sanduceros caídos en el sitio de Venancio Flores y sus aliados brasileños, entre diciembre de 1864 y enero de 1865.
Una expresión artística mayor es el panteón de la familia Stirling-Argois, construído con un estilo gótico ecléctico, a un costo de 40 mil pesos de fines de la década da 1880. También se destacan las tumbas del capitán Eusebio Francia, de Miguel Horta, de la familia Sierra Reyes, Vicente Mongrel, de la familia Etcheveste, el memorial de. Manuel Adolfo Olaechea, entre tantos. “Son monumentos con una rica simbología masónica, esotétrica, sajona, católica, que ahora son investigados para multiplicar las interpretaciones de su contenido religioso y social”, afirma Alfredo Beraldo, encargado de Museos, de la Dirección de Cultura de la Intendencia de Paysandú.
“Todo es quietud. El resto de los visitantes parece moverse en cámara lenta. Algunos se animan a murmurar, pero la gran mayoría queda atónita frente a las obras que allí se encuentran y que eternizan en mármol y bronce un pasado lleno de gloria y bonanza”. Así finaliza la crónica Honrando el pasado, puesta en Internet (http://www.welcomeuruguay.com/, un sitio web basado en Neuquén, Argentina) por un visitante del Monumento a Perpetuidad.
Visitas
El Monumento a Perpetuidad está abierto de martes a domingo, de 8 a 17 horas. Cuenta con un servicio de visitas guiadas a cargo de los investigadores Alejandro Mesa, Silvia Pérez y Enrique Moreno. Es un recorrido que describe una evolución histórica y social; cambios en la concepción de la vida y la muerte; la huella patrimonial como gen de identidad, y una novedosa interpretación de un cambio histórico: Del Paysandú errante al Paysandú progresista. También se realizan juegos con escolares en busca de valores culturales, espectáculos de luz y sonido, narraciones orales de leyendas, recitales de artistas sanduceros y estatuas vivientes, que evocan la historia de Paysandú.
El panteón de la familia Stirling-Argois pesa más de 80 toneladas.
En 1857 un solar para construir un panteón costaba cien pesos, según recibo que conserva el Museo Histórico de Paysandú.
Historia, tradición, Defensa
Paysandú tiene otres tres centros municipales de interpretación patrimonial: Museo Histórico, Museo de la Tradición, Mausoleo al General Leandro Gómez o Museo de la Defensa.
Los orígenes del Museo Histórico se remontan a 1858, cuando el jefe político del departamento, coronel Basilio A. Pinilla, convocó a la Sociedad Filantrópica de Señoras para construir la Escuela Asilo Maternal y Niños Pobres de Paysandú. La institución fue inaugurada el 25 de agosto de 1884, como anexo del Hospital de Caridad, bajo dirección de las Hijas de Caridad de María del Huerto. Poco después se amplió, se reinaguró en 1890 y permaneció en funciones hasta 1911 cuando se edificó el Hospital de Paysandú.
En 1988 el edificio fue declarado Monumento Histórico Nacional, y al año siguiente fue habilitado como Museo Histórico; el mayor de la ciudad por su temática y su acervo histórico. Está organizado en dos salas. La primera trata sobre la Historia de Paysandú desde sus vestigios indígenas (misioneros) hasta el tercer sitio de la ciudad. La segunda abarca los siglos XIX y XX, con muebles (casi todos pertenecientes a Basilio Pinilla), documentos, fotografías, utencillos, elementos de trabajo, que reflejan al Paysandú social, político, industrial. Tiene un magnífico patio colonial, una sala de conferencia, y espacios múltiples donde se realizan obras de teatro, conciertos, talleres, conferencias, exposiciones, reuniones artísticas. Está abierto de lunes a viernes de 8 a 16:45 y los sábados de 9 a 14 horas.El Museo de la Tradición se encuentra en la costanera del Río Uruguay. Fue construido en la década de 1980, para reflejar la cultura y las costumbres del departamento y el país. Está organizado en tres espacios: Sala de la Tradición; Sala Indígena; Sala de Armas. En su jardín existen más de cien árboles y plantas autóctonas de la región; en su Pulpería está reunida una colección de carruajes antiguos que suelen ser utilizados en paseos costaneros. Sus elementos indígenas, armas, utencillos del gaucho, y la original representación de un salón de escuela de fines de 1900 hasta 1950, son los elementos que describen al Paysandú de dos siglos. Está abierto de lunes a domingo, de 9 a 17.45 horas, en su sede de la avenida de Los Iracundos e Instrucciones del año XIII.El Mausoleo al General Leandro Gómez está ubicado en la plaza principal de Paysandú. Los restos del heroico defensor sanducero están depositados en una urna, que comparte un ambiente solemne con una estatua en bronce, de gran porte, que es un símbolo de la ciudad.
Meseta de Artigas
Paysandú se reconoce como la capital del artiguismo, y así lo proclama. En tiempos de la Patria Vieja su territorio fue el corazón del protectorado federal liderado por el Jefe de los Orientales. Allí estaba la Purificación del Hervidero, un sitio que describe ideales igualitarios, preservado hoy por el Parque Histórico Meseta de Artigas.
El espacio patrimonial se ubica en la costa del río Uruguay, a 110 kilómetros al norte de Paysandú, a 40 kilómetros al sur de Salto, a quince kilómetros de la ruta 3, a la altura de Chapicuy. Sus cincuenta hectáreas están forestadas con una diversidad de árboles autóctonos y ornamentales, que le dan al lugar un colorido original, vinculado con su naturaleza.
En la parte más elevada de una planicie de 45 metros de altura está el busto de José Artigas, construido sobre una base piramidal de piedra, de base cuadrada de quince metros de lado. Una columna en granito rosado es el pedestal de 37 metros sobre el que descansa la imagen del Protector de los Pueblos Libres, que mira hacia el río Uruguay. Una figura emblemática, fundida en bronce, que mide 5.50 metros de alto y pesa 3.000 kilos, realizada por el escultor Juan Azzarini por pedido del vecino Nicanor Amaro, donante del predio. La obra comenzó el 18 de abril de 1898 y finalizó el 21 de marzo del año siguiente. La entrañable Meseta de Artigas es el destino de una marcha anual de caballerias gauchas que parte de Paysandú y culmina al pie del monumento.

Fuente: Red patrimonio Paysandú

Comentarios de su coordinador, Arq. Rubens Stagno:
Armando Olveira Ramos, se integró hace poco tiempo a la RED. En BRECHA publicó entre otros este artículo que hace referencia no solo al Monumento a Perpetuidad, sino también a los museos de Paysandú.
Agradecemos este aporte que no es común encontrar en los medios de alcance nacional y que contribuye al rescate de nuestro patrimonio histórico -cultural.
Dos aclaraciones que le hicimos llegar a Armando:
1-La Capilla del Cementerio que Schulkin, adjudica a Poncini, fue reformada.La actual en nuestro criterio no conserva nada de aquella que era de planta cuadrada.Hoy es de planta rectangular y llega hasta el muro medianero del fondo, cuando originalmente estaba retirada del mismo.
Por otro lado hay ventanas ojivales en herrería, lenguaje formal que no usaban los Poncini, que se habían formado en el arte neo-clásico.
2-El edificio de la Aduana: no conocemos ningún documento que adjudique a Poncini esta obra.Tendríamos que chequear el año de su ejecución, pero estamos casi seguros que es posterior a la muerte de Fancisco Poncini, que fue quien se radicó en Paysandú.
RUBENS STAGNO
coordinador

lunes, 19 de mayo de 2008

La Aduana Vieja

Edificio donde funcionaba anteriormente la Aduana, en el Puerto de Concepción del Uruguay. Hoy funciona allí la Sala Evocativa de la Ribera.

viernes, 16 de mayo de 2008

La Catedral de Paraná


La hermosa Catedral de la ciudad de Paraná.
Las comparaciones son odiosas, pero... no luce más linda porque no tiene un edificio en altura al lado ?