sábado, 19 de diciembre de 2009

LAS JOYAS DE LA ABUELA

Por Esteban Agüero
Antes de entrar en el tema propiamente dicho creo oportuno aclarar que mis opiniones están siempre regidas por una visión de ciudad, mi visión, producto de muchos años de estar trabajando en el tema planificación.
Muchos dirán que qué se hizo en tantos años en materia de planificación y probablemente tengan una parte de razón. Porque lo cierto es que ningún gobierno municipal tuvo nunca una real intención de trabajar sobre la planificación de la ciudad y con planificación no me refiero a esos grandes anuncios rimbombantes como Plan Director, Plan estratégico, Plan de ordenamiento, plan de desarrollo y muchos etc., mas que se podrían agregar. Nunca tuvieron ni siquiera la intención de planificar algo tan importante como los accesos a la ciudad o los desagües pluviales y lo cierto es que en esas condiciones de trabajo todo lo que se pudiera opinar iba a parar en el mejor de los casos a una caja de archivo. (Esta ciudad, desde 1974 ya va por su 6º Plan urbano, pagado por el Consejo Federal de Inversiones: CFI.)
Dicho esto, también me parece oportuno decir que dentro de esa visión he apoyado iniciativas privadas como la de Bahía Salamanca, Los bungalows del Yacth Club debajo de la barranca de la salamanca y el Puerto Norte en la zona de las balandras o del “lobope”, porque son zonas del estado Nacional o municipal sin ningún uso inmediato ni futuro, muy deterioradas y en las que la inversión privada las iba a revitalizar. Se podrá argumentar, como se argumentó, que se le quitaría las visuales del río a la ciudad, que el ciudadano común se vería privado de su disfrute, pero en realidad los proyectos contemplaban en todos los caso el paseo ribereño libre y gratuito. Esos proyectos, que lamentablemente no se concretaron hubieran mejorado notablemente nuestro perfil costero, pero fundamentalmente no perjudicaban a nadie y no se daba la propiedad. El estado seguía siendo siempre dueño de los terrenos.
Sí me he opuesto a la obra de la costanera sobre la isla del puerto porque, y la realidad lo ha demostrado, sólo será un dique con un camino de coronación a ninguna parte y con la imposibilidad de hacer construcciones ya que, como lo mostró esta creciente, habría que agregar 5m3 de relleno por cada m2 de terreno, algo totalmente imposible, irreal y antieconómico, con el agravante que cuando se quisiera pedir un subsidio para mejorar lo único que tenemos medianamente consolidado y en proceso de abandono como es Pelay y paso Vera, tendríamos, al momento de gestionar una ayuda económica, como una pesada carga los malgastados ¡¡¡100.000.000$!!!.
Dicho esto me voy a referir a la terminal de ómnibus.
La terminal de ómnibus es un caso totalmente distinto: Primero porque todo lo existente se podría poner en valor nuevamente con poco dinero en relación a la tremenda inversión que ya hay hecha allí, sin considerar el valor del terreno,. Segundo porque el traslado de la terminal requiere de una serie de estudios urbanísticos y de transito para poder resolver el mejor lugar de la misma para los usuarios por varios años, tarea ésta que desde que se empezó a hablar de ello no se ha hecho y de esto ya hace mas de 4 años, lo cual pone en evidencia lo dicho anteriormente sobre la falta de voluntad política de planificar.
Me parece oportuno aquí transcribir una carta a redacción enviada a un diario local en la cual cuestiono justamente el mal uso que se pretende hacer con los bienes de la Ciudad y que me parece importante para que se entienda mi razonamiento:
La ciudad: ¿Bien de uso o negocio inmobiliario?
He leído con profunda preocupación el artículo aparecido en vuestro diario el día 20 de febrero, referido a la aprobación del pliego de licitación para la refacción del hotel de la terminal de ómnibus. Específicamente las palabras del Dr. Carrozo que transcribo textualmente:”Carrozzo señaló que al Municipio le interesa tener una terminal nueva, entonces con esa cláusula se puede pedir un canje o contraprestaciones. Eso significa que a quien le interese el hotel o el predio y ofrezca hacer una terminal nueva, en contraprestación por las sumas que se manejen puede pedir la entrega de los bienes en la manzana donde está el complejo, sin perder el fin de rehabilitar básicamente el hotel.
Ya en un artículo anterior referido a la terminal de ómnibus, específicamente del día 24 de julio del 2005, remarqué el impacto que su localización genera en la ciudad a raíz de rumores que ya se hacían oír.
La decisión de construir una terminal nueva no puede ser un negocio inmobiliario en el cual una Institución, una Sociedad Anónima o un particular interesado le proponga graciosamente al municipio quedarse con la manzana y todo lo en ella plantado a cambio de construir una terminal en otro lado.
Es algo que afecta y concierne a toda la comunidad, que hace a la planificación de la ciudad, que involucra a otros medios de transporte como es el ferrocarril, que tiene que estar minuciosamente planificada. Y no puede ser por lo tanto una decisión arbitraria como es esa cláusula.
Agradezco desde ya su publicación. 22 feb. 06.
Esto es lo que me da pie al titulo de la nota: La manzana de la terminal y el mercado municipal son unas de las últimas “joyas de la abuela” que le quedan al municipio para enajenar dado que los promotores de la iniciativa privada solicitan la PROPIEDAD DE LA MANZANA de la Terminal y 50 AÑOS por el Mercado.
La sociedad debería reaccionar ante esto que es un avasallamiento a sus habitantes ya que no existe, al igual que con el puente a la isla, un pedido expreso de la comunidad. Sí es cierto que ha sido harto criticada la Terminal por el estado en que se encuentra, independientemente de que uno pueda pensar que hay una intención de dejar que todo se caiga para que la sociedad reclame. Pero ello no implica que se tenga que regalar a cualquiera que aparezca con unos espejitos de colores como es lo que le están vendiendo a la ciudad.
También es cierto que algunos comunicadores contribuyen a ello cuando dicen a través de sus medios: “Yo quiero una costanera para Uruguay, no se donde” o “Yo quiero una terminal nueva para Uruguay, no se donde”.
La terminal y el hotel son perfectamente recuperables sin tener que buscar mesías salvadores.
Lo del Mercado, aparte que debería ser considerada como OTRA iniciativa privada y no como una sola, ya que son dos proyectos distintos, ha sido siempre una presa codiciada por los inversores privados. Desde hoteles 4 estrellas a centros comerciales han prometido quienes en cada administración municipal se han presentado para hacerse cargo de ese espacio en pleno centro de la ciudad.
Los actores políticos y sociales, las entidades intermedias, los colegios profesionales, deberían tomar debida nota de lo que se está por hacer en esta ciudad, su ciudad, y discutir seriamente cual debería ser el destino de los bienes municipales en general y de estos dos en particular, para que no se siga enajenando el patrimonio de la ciudad.
Por último, quiero cerrar esta nota con unas palabras del Dr. Poggiese, que creo que fue quien mejor interpretó la idiosincrasia de esta ciudad, escritas en su informe preliminar del 4º plan urbano en 1995 (el 5º es el PECU y el 6º recién nos venimos a desayunar en las palabras del Arq. Federik que en la ciudad de Paraná lo están elaborando con una total prescindencia de quienes deberemos soportarlo):
“Respecto a las posibilidades de formalizar legalmente los avances en la formulación de un plan urbano deben ser evaluadas algunas tendencias históricas y algunos procesos coyunturales que han signado a esta ciudad:
· Una preferencia conservadora respecto a lo normativo, que rechaza la innovación.
· Cierta resistencia a aceptar que la vida urbana se complejiza y tratarla como si fuera simple, muchas veces con improvisación.
· La fragmentación de la insuficiente normativa urbanística local, que además de ser repetitiva y superpuesta sobre un escaso número de asuntos, presenta bajos niveles de coherencia y deficiencias serias en su calidad como normativa jurídica.
“Estas tendencias perduran todavía... pero ciertamente deberán ceder en un futuro mediano plazo cuando las evidencias
de la improvisación y la falta de respuestas sean intransferibles a las responsabilidades de otros”.
Más claro imposible.

Esteban Agüero